Hay un precedente en el Nuevo Testamento, en
La resolución del conflicto y consenso fue determinar los acuerdos de fe, para ser llevados a todas las localidades, entonces las comunidades son confirmadas en la fe, donde se destacan los contenidos esenciales para construir los valores del reino de Dios en el diario vivir, mediante una misma regla
Se requiere tomar en cuenta el lugar y el tiempo específico, tanto del lector como del pasaje, esto contribuye a un buen entendimiento de lo escrito. Es vital analizar el contexto cultural, geográfico e histórico de cada pasaje, el motivo por el que se dirige el mensaje a determinada comunidad o persona y las necesidades que resuelve. También identificar la influencia de la idiosincrasia (carácter y temperamento), tanto colectivo e individual. Las situaciones descritas en el primer pacto, pero cesadas o transformadas en el nuevo pacto, la tradición conservada, las alegorías, figuras literarias, géneros literarios, interpretaciones literales, parábolas y simbólicas.
Desde el inicio Dios establece una ley de justicia, donde la ley moral de los Diez Mandamientos o Decálogo, es también una ley comunitaria, porque es útil para conocer y diferenciar entre el bien y el mal, en nuestra relación con Dios y el prójimo. Además son normas o reglas de convivencia en comunidad. Dios dice: “Estad atentos a mí, pueblo mío, y oídme, nación mía; porque de mí saldrá la ley, y mi justicia para luz de los pueblos. Cercana está mi justicia, ha salido mi salvación…” (Isaías 51.4 al 5).
Ahora bien, aunque toda la ley era de Dios, a una parte de ella se le llama la ley de Moisés. Dios quiso desde un principio, establecer cierta distinción de la ley de los Diez Mandamientos, sobre el resto de leyes, como Jehová dice: “… Con tal de que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó” (2 Reyes 21.8), pero el pueblo no obedeció fielmente, ni al mandato de Dios, ni al mandato de Moisés: “Por cuanto no habían atendido a la voz de Jehová su Dios, sino que habían quebrantado su pacto; y todas las cosas que Moisés siervo de Jehová había mandado, no las habían escuchado, ni puesto por obra” (2 Reyes 18.12). El profeta Oseas escribe de Israel: “Está dividido su corazón. Ahora serán hallados culpables; Jehová demolerá sus altares, destruirá sus ídolos” (Oseas 10.2).
Así dice Jehová: “Porque no pusieron por obra mis decretos, sino que desecharon mis estatutos y profanaron mis días de reposo, y tras los ídolos de sus padres se les fueron los ojos. Por eso yo también les di estatutos que no eran buenos, y decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20.24 al 25). Nota aclaratoria: la segunda parte de este último pasaje se presenta como afirmación, según algunas de las traducciones bíblicas, pero en otras versiones corresponde a una interrogación.
En relación con el primer pacto, tenía ordenanzas de culto y un santuario terrenal, la ley añadida ordenaba sacrificios, ofrendas, holocaustos y expiaciones por el pecado, el transgresor quedaba perdonado de su ofensa, pero impune de la ley de muerte, al no ser apedreado cuando transgredía alguno de los Diez Mandamientos. En el nuevo pacto se pide presentar nuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, como culto racional
A los transgresores de la ley, la ley añadida le permitía realizar ciertos ritos, semejante a un indulto, o sea, perdonar la pena de muerte que tenía impuesta, exceptuar o eximir de la sentencia de ley de muerte, siempre y cuando, no fuere sorprendido en el acto mismo, sino que se mantenía como un pecado ignorado, de lo contrario si había dos o tres testigos en su contra, era sentenciado a muerte
Los preceptos fueron transformados en el nuevo pacto, inclusive algunos eliminados, por ser exclusivos para Israel, limitados en espacio geográfico, lugar y tiempo, con referencia específica a la tierra en la cual tomarían posesión
La Santa Biblia dice acerca de la ley de Dios y de la ley de Moisés (el subrayado es nuestro): “Y él os anunció su pacto, el cual os mandó poner por obra; los Diez Mandamientos, y los escribió en dos tablas de piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4.13 al 14). “Y no volveré a hacer que el pie de Israel sea movido de la tierra que di a sus padres, con tal que guarden y hagan conforme a todas las cosas que yo les he mandado, y conforme a toda la ley que mi siervo Moisés les mandó” (2 Reyes 21.8).
Dios establece y escribe los Diez Mandamientos directamente, las demás ordenanzas establecidas, se dan por escrito indirectamente a través de Moisés, quien las escribe en un libro
Cristo nos redime de esta maldición, en Gálatas se le llama de las cosas escritas en el libro de la ley: “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas… Cristo nos redimió de la maldición de la ley…” (Gálatas 3.10 al 14). Y según Efesios aboliendo la ley de los mandamientos expresados en ordenanzas, y mediante la cruz reconcilió con Dios a ambos pueblos en un cuerpo, haciendo la paz, por la sangre de Cristo
“La letra mata”, nos dice el apóstol Pablo en su segunda epístola a los Corintios y hace referencia al nuevo pacto, no de la letra, porque la letra mata
PRIMERO : “El que ofreciere sacrificios a dioses excepto solamente a Jehová, será muerto” (Éxodo 22.20), “… de seguro morirá; el pueblo de la tierra lo apedreará” (Levítico 20.1 al 2).
SEGUNDO : “… Que hubiere ido y servido a dioses ajenos, y se hubiere inclinado a ellos,… entonces sacarás a tus puertas al hombre o a la mujer que hubiere hecho esta mala cosa, sea hombre o mujer, y los apedrearás, y así morirán” (Deuteronomio 17.2 al 5, 8.19).
TERCERO : “… Y el hijo de la mujer israelita blasfemó el Nombre, y maldijo; entonces lo llevaron a Moisés… y Jehová habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación…, si blasfemare el Nombre, que muera” (Levítico 24.11 al 16).
QUINTO : “Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere,… entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá…” (Deuteronomio 21.18 al 21).
SEXTO : “El que hiriere a alguno, haciéndole así morir, él morirá” (Éxodo 21.12; Levítico 24.17).
SEPTIMO : “Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos” (Levítico 20.10).
OCTAVO : “Cuando fuere hallado alguno que hubiere hurtado a uno de sus hermanos los hijos de Israel, y le hubiere esclavizado, o le hubiere vendido, morirá el tal ladrón,…” (Éxodo 21.16; Deuteronomio 24.7).
NOVENO : “Cuando se levantare testigo falso contra alguno, para testificar contra él,… entonces haréis a él como él pensó hacer a su hermano; y quitarás el mal de en medio de ti… y no le compadecerás; vida por vida…” (Deuteronomio 19.16 al 21).
DECIMO : “Y Acán respondió a Josué diciendo: Verdaderamente yo he pecado contra Jehová el Dios de Israel,… pues vi entre los despojos un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codicié y tomé;… entonces Josué, y todo Israel con él, tomaron a Acán… y todo cuanto tenía,… y todos los israelitas los apedrearon, y los quemaron después de apedrearlos y levantaron sobre él un gran montón de piedras, que permanece hasta hoy…” (Josué 7.20 al 26).
A continuación se señalan una serie de citas bíblicas relacionadas con los Diez Mandamientos, también como mención de su transgresión, por parte de algunos (siendo conocedores de la ley la quebrantaron), sin embargo, la misma fue escrita hasta en tiempos de Moisés, durante el primer pacto, y se presentan posteriormente al tiempo de Jesús, en el nuevo pacto, con el cambio de la letra a lo espiritual, la transición y trascendencia del ministerio de muerte a vida.
Las citas bíblicas son las siguientes:
1) “No tendrás dioses ajenos delante de mí” (Éxodo 20.3; Deuteronomio 5.7).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
2) “No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo de la tierra. No te inclinarás a ellas ni las servirás...” (Deuteronomio 5.8 al 10; Éxodo 20.4 al 6).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
3) “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano...” (Éxodo 20.7; Deuteronomio 5.11).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
4) “Acuérdate del día de reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el séptimo día es reposo para Jehová tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero que está dentro de tus puertas...” (Éxodo 20.8 al 11; Deuteronomio 5.12 al 15).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
5) “Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da” (Deuteronomio 5.16; Éxodo 20.12).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
6) “No matarás” (Éxodo 20.13; Deuteronomio 5.17).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
7) “No cometerás adulterio” (Éxodo 20.14; Deuteronomio 5.18).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
8) “No hurtarás” (Éxodo 20.15; Deuteronomio 5.19).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
9) “No dirás falso testimonio contra tu prójimo” (Deuteronomio 5.20; Éxodo 20.16).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
10) “No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada, ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo” (Éxodo 20.17; Deuteronomio 5.21).
Antes del primer pacto:
Durante el primer pacto:
En el nuevo pacto:
La epístola del apóstol Pablo a los Romanos menciona lo siguiente: “Porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree” (Romanos 10.4), se establece a Cristo como el fin de la ley ritual, tanto como propósito y como finalización. Caso contrario el Decálogo es una ley moral y comunitaria, contienen los principios de bien y de moral establecidos por Dios, como normas necesarias en la relación y convivencia entre personas, en comunidad. La Biblia dice:
“Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;… porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo… pero la palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para siempre… Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas. Porque si aquel primero hubiera sido sin defecto, ciertamente no se hubiera procurado lugar para el segundo” (Hebreos 7.26 al 8.7).
Existiendo una ley de los Diez Mandamientos en la cual el sexto enseña “No matarás”, nótese el caso de la mujer adúltera
Sucede un choque frontal de la ley añadida y lapidación contra la fe y misericordia divina: “¿Luego la ley es contraria a las promesas de Dios? En ninguna manera… Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que por la promesa que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes” (Gálatas 3.21 al 22).
Es necesario abarcar el tema de la ley añadida o ley de muerte, lo ceremonial y ritual, la circuncisión, los sacrificios, ofrendas, holocaustos y expiaciones por el pecado, para comprender la afirmación de Jesús:
“Pues os digo que uno mayor que el templo está aquí. Y si supieseis qué significa: Misericordia quiero, y no sacrificio, no condenaríais a los inocentes; porque el Hijo del Hombre es Señor del día de reposo” (Mateo 12.6 al 8), “… Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. Id, pues, y aprended lo que significa: Misericordia quiero, y no sacrificio. Porque no he venido a llamar a justos, sino a pecadores, al arrepentimiento” (Mateo 9.12 al 13).
La ley de Dios es santa, el mandamiento santo, justo y bueno
Un ejemplo de la transición a la gracia: en una ocasión surge la pregunta: ¿Es lícito sanar en el día de reposo? Jesús dijo: “… ¿Qué hombre habrá de vosotros, que tenga una oveja, y si ésta cayere en un hoyo en día de reposo, no le eche mano, y la levante? Pues ¿cuánto más vale un hombre que una oveja? Por consiguiente, es lícito hacer el bien en los días de reposo. Entonces dijo a aquel hombre: Extiende tu mano. Y él la extendió, y le fue restaurada sana como la otra. Y salidos los fariseos, tuvieron consejo contra Jesús para destruirle” (Mateo 12.9 al 14).
En el caso de la ley ritual, no se permiten en sábado ni encender fuego para cocinar
Jesús hace énfasis en la sanidad interna de las personas al decirles: “… No peques más” (Juan 5.14), en el sentido espiritual, Jesús no quebranta el día de reposo, más bien, lo presenta, en su mayor expresión de espiritualidad, manifestado por el bien, la justicia y la misericordia. En relación con los Diez Mandamientos, Jesús dijo: “No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir” (Mateo 5.17). La Biblia dice: ni aun a nivel de las letras más pequeñas, como la jota
Al respecto Jesús dijo: “… El día de reposo fue hecho por causa del hombre, y no el hombre por causa del día de reposo… Y salidos los fariseos, tomaron consejo con los herodianos contra él para destruirle” (Marcos 2.23 al 3.6).
La ley de Moisés, ceremonial y ritual de expiación, mediante derramamiento, rocío y remisión con sangre, imposibilitó a las personas para ser plenamente justificadas
En relación con la ley del primer pacto o Antiguo Testamento, se mencionan la ley de Moisés y la ley de Dios. El Decálogo dado a conocer con “Los Diez Mandamientos” corresponde a la ley de Dios, mediante las palabras en forma escrita en tablas de piedra
En el primer pacto o testamento, la forma de recibir la ley fue en la letra y en el nuevo pacto en el Espíritu por gracia. En el primer caso, si algún infractor no era sorprendido en el acto, con un mínimo de dos o tres testigos, para él no había causa para ser acusado
La palabra regir tiene relación con lo que está vigente y se aplica en las leyes, ordenanzas, estilos y costumbres en vigor y observancia, además tiene relación con dirigir, gobernar o mandar. En el primer pacto lo vigente para el pueblo de Israel, era ser conducido o guiado bajo el régimen de la letra, que era el modo de gobernarse o regirse a través de constituciones, prácticas, preceptos o reglamentos. El Espíritu Santo no había sido derramado en todo el pueblo, como sucedió en el nuevo pacto y como había sido dicho por el profeta Joel: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2.28 al 29; Hechos 2.16 al 18).
Los Diez Mandamientos de Dios son el testimonio
“Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra” (Jeremías 3.16).
Entonces, analicemos ¿por qué el Apocalipsis menciona los siguientes pasajes?:
—“Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo…” (Apocalipsis 11.19).
—“… Los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12.17).
—“Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14.12).
—“Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio” (Apocalipsis 15.5).
La ley de los Diez Mandamientos fue entregada por escrito ante diez mil ángeles testigos ese día
El tema de Jesús y la gracia versus la ley añadida, se presenta porque en el caso de los Diez Mandamientos, fueron escritos en el primer pacto con el dedo de Dios en tablas de piedra, pero en el nuevo pacto son escritos en nuestra mente y corazón con el Espíritu Santo. Según el profeta Jeremías, Dios daría un corazón, un camino y un pacto eterno, al dar su temor en el corazón
Esta ley añadida consiste en la sentencia de lapidación, la ley ceremonial y ritual, el rito de la circuncisión y los sábados ceremoniales y rituales. Cristo nos redime de la maldición de la ley, (aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas), porque es de fe y por la fe, la promesa del Espíritu Santo a los gentiles, según la bendición a Abraham
“¿No os dio Moisés la ley, y ninguno de vosotros cumple la ley? ¿Por qué procuráis matarme? Respondió la multitud y dijo: Demonio tienes; ¿quién procura matarte? Jesús respondió y les dijo: Una obra hice, y todos os maravilláis. Por cierto, Moisés os dio la circuncisión (no porque sea de Moisés, sino de los padres); y en el día de reposo circuncidáis al hombre. Si recibe el hombre la circuncisión en el día de reposo, para que la ley de Moisés no sea quebrantada, ¿os enojáis conmigo porque en el día de reposo sané completamente a un hombre?” (Juan 7.19 al 23).
Se enojaron con Jesús, porque había realizado una sanidad en sábado, ellos consideran el rito como inquebrantable antes que el respeto y valor a la persona con la posibilidad de ser una nueva creación. Se presenta una pugna en las prioridades, entre ser defensor incondicional del día de reposo, hacer el bien al enfermo para ser parte de una nueva creación o dar prioridad a la circuncisión. Cuando un niño cumplía los ocho días de nacido y si en este día concordaba con un día sábado, se le circuncidaba para que la ley de Moisés no fuera quebrantada, o sea, para ellos era un rito impostergable para el día noveno u otro día de nacido: “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación. Y a todos los que anden conforme a esta regla, paz y misericordia sea a ellos, y al Israel de Dios” (Gálatas 6.15 al 16).
En el contexto actual del nuevo pacto, quienes renacen a una nueva creación, en lo interior, espiritualmente, mediante Cristo como Salvador personal, arrepentidos, convertidos y en santidad, son parte integrante de la iglesia de Dios y en la actualidad son pueblo de Dios e Israel de Dios, en el sentido espiritual. El Señor, Cristo Jesús, nos lavó de nuestros pecados con su sangre y según la primera epístola universal de San Pedro, ahora somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, y hemos alcanzado misericordia
Antes de Cristo, el pueblo de Dios era por descendencia, en la carne y sangre. Si a un extranjero se le permitía formar parte del pueblo, para pertenecer al mismo, debía previamente circuncidarse, y comprometerse a guardar los ritos y tradiciones que obligaba la ley
La circuncisión de Cristo, en el cual se recibe circuncisión no hecha a mano, al echar la muerte por el pecado del cuerpo pecaminoso carnal
Ya desde tiempos de Moisés se anunciaba la circuncisión especial del corazón: “Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad?… Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz” (Deuteronomio 10.12 al 16, 30.6).
Jeremías dice a los de Judá y Jerusalén: “… Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos. Circuncidaos a Jehová, y quitad el prepucio de vuestro corazón, varones de Judá y moradores de Jerusalén; no sea que mi ira salga como fuego, y se encienda y no haya quien la apague, por la maldad de vuestras obras” (Jeremías 4.3 al 4; Levítico 26.41; Hechos 7.51 al 53). También dice la Escritura: “Y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree” (Hechos 13.39). En Cristo Jesús somos justificados, por medio de la fe en su sangre: “Sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado… Porque el pecado no se enseñoreará de vosotros; pues no estáis bajo la ley, sino bajo la gracia” (Romanos 6.6 al 14).
A raíz de la venida de Jesucristo surge un conflicto entre el Israel en la carne, por raza y el Israel de Dios, el espiritual.
Así también guardaban otras partes de la ley, como el diezmo, pero dejaban lo más importante de ella, a saber, la fe, la justicia y la misericordia
Para confirmar que en el nuevo pacto, los hijos de Dios, se identifican por tener fe y un corazón arrepentido y santificado, citaremos: “No que la palabra de Dios haya fallado; porque no todos los que descienden de Israel son israelitas, ni por ser descendientes de Abraham, son todos hijos; sino: En Isaac te será llamada descendencia. Esto es: No los que son hijos según la carne son los hijos de Dios, sino que los que son hijos según la promesa son contados como descendientes” (Romanos 9.6 al 8). Es aquí donde interviene Dios para dar un corazón arrepentido según su voluntad, como también endurecer el corazón al rebelde
Es necesario analizar el siguiente pasaje del capítulo quince, de Hechos de los apóstoles, acerca del concilio en Jerusalén:
“15.6 Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de este asunto. 15.7 Y después de mucha discusión,… 15.22 Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia,… 15.24 Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, 15.25 nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros… 15.28 Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: 15.29 Que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. 15.30 Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta; habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación… 16.4 Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 16.5 Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día” (Hechos 15.1 al 16.5).
En el pasaje anterior surge la polémica de la circuncisión y de la ley ritual. Esta influencia era muy fuerte entre los judíos
Aún el apóstol Pedro junto con otros, se encontró en tal situación, que Pablo lo resiste cara a cara, porque era de condenar, también en su simulación Bernabé fue arrastrado por la hipocresía de ellos
La controversia era tan grande que Pablo, después de haber hablado en contra, de la circuncisión en la carne y de la ley de los ritos, se le presionó para que se retractara y al sufrir persecución por poco le dan muerte
“… Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo lo mismo que a nosotros; y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos” (Hechos 15.7 al 11).
Los sábados ceremoniales y rituales fueron siete días al año en diferentes fechas y no necesariamente tenían concordancia con el séptimo día de la semana, porque se basaban en ciertas fechas. Se llamaban sábados o días de reposo ceremonial y ritual, aunque se diera durante un día de la semana diferente al séptimo, porque en estos días no se permitía trabajar o realizar cualquier labor personal, ajenas a la celebración o ceremonias establecidas en esa fecha
A través del profeta Oseas, Jehová dice: “Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades” (Oseas 2.11). Nótese en el pasaje anterior como Dios le llama: “sus”, haciéndolo propias de ellos (el pueblo) y ya no pertenencia de Dios, por ejemplo, hemos visto como algunos distorsionaban la voluntad de Dios, alterando el mandamiento, al llevar la ofrenda a Dios, con pan inmundo, con animal ciego, cojo, enfermo o hurtado. Realizaban las celebraciones sin fidelidad, integridad, respeto y reverencia a Dios, quien dice a través del profeta Isaías lo siguiente:
“No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas” (Isaías 1.13 al 14).
Ambos profetas eran contemporáneos, Oseas en el reino del norte (Israel) e Isaías en Judá. Dios habla en contra de los sábados rituales y de otras fiestas solemnes y rituales como las lunas nuevas. Su cumplimiento llega a su tiempo, profetizado por Daniel, cuando se quita la vida al Mesías, o sea, al Señor Jesucristo, a la mitad de la semana (miércoles 14 de Nisán de Pascua), Jesús muere a las 3 de la tarde, haciendo cesar el sacrificio y la ofrenda
Si los sábados ceremoniales y rituales, junto con toda la ley ritual, fueron abolidos con la muerte de Jesucristo, dice el apóstol Pablo: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” (Colosenses 2.16).
En la epístola a los Hebreos se dice:
“Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” (Hebreos 9.9 al 10).
En el sábado semanal, no se realizaban estas ceremonias rituales, excepto las acostumbradas del holocausto continuo, realizado todos los días del año, en forma continua, sin faltar uno
El primero y segundo día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová, de los panes sin levadura, el día quince y el día veintiuno del primer mes del año bíblico (Nisán), no caía necesariamente en el séptimo día de la semana, sino cualquier día, basado por fechas
El tercer día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová, la gavilla de la ofrenda mecida
El cuarto día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová de las trompetas
El quinto día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová del día de expiación o día de ayuno
El sexto y séptimo día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová de los tabernáculos
Estas fiestas comenzaban en:
—Nisán (primer mes), que es entre marzo y abril.
—Luego seguía otra en Siván (tercer mes), entre mayo y junio.
—Posteriormente las últimas cuatro fiestas en Etanim (séptimo mes), entre setiembre y octubre.
El calendario bíblico es lunar, en luna nueva había una festividad con ofrecimiento de holocausto a Dios
A continuación se presenta el nombre de los meses con algunas citas bíblicas y se compara con los meses de la actualidad.
Estos meses también son importantes para determinar aproximadamente el mes del nacimiento de Cristo Jesús, citas bíblicas de
El primer mes es Nisán o Abib
Según
Cuando leemos en
Las fiestas ceremoniales y rituales, con comidas, bebidas, ordenanzas, purificaciones y vestimentas, eran un símbolo para el tiempo presente, obligada hasta el tiempo prefijado de reformar, esa transición entre lo literal y lo espiritual:
Pablo advierte de quienes quieren someter a esclavitud, al rechazar la libertad en Cristo Jesús
“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificios y ofrendas no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10.1 al 10).
En relación con los sábados rituales y la ley ritual, sombra del cuerpo de Cristo:
“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7.4 al 6).
La fiesta antigua, conocida como el pentecostés, representa para el nuevo pacto el derramamiento del Espíritu Santo
Las trompetas significan anunciar el evangelio y predicar la palabra de Dios, como lo hacen los mensajeros de Dios, a toda nación, tribu, lengua y pueblo. No con el sonido literal de la trompeta manifestada en el monte Sinaí
Cristo se entregó a sí mismo por nosotros, como ofrenda y sacrificio a Dios, en olor fragante, igualmente es necesario andar en amor
El incienso significa las oraciones de los santos
La fiesta de los tabernáculos, símbolo del abrigo de Dios, representa la comunión y protección, a través del reino espiritual de Cristo o reino de Dios entre nosotros, porque Jesucristo es el verdadero Tabernáculo y hay libertad para entrar al lugar Santísimo, por medio de la sangre de Jesucristo
La palabra de Dios explica: “Dando el Espíritu Santo a entender con esto que aún no se había manifestado el camino al Lugar Santísimo, entre tanto que la primera parte del tabernáculo estuviese en pie” (Hebreos 9.8). Este velo establecía separación entre la primera parte, llamada el Lugar Santo, en donde estaba el candelabro, la mesa y los panes de la proposición, y tras el velo el Lugar Santísimo que tenía un incensario de oro y el arca del pacto, con una urna que contenía maná, la vara de Aarón que reverdeció y las tablas del pacto
La ley ritual y ceremonial, incluidas las fiestas rituales no son la excepción
En cuanto a la pascua, Jesucristo vino a ser el cordero de Dios que quita el pecado del mundo
Las hierbas amargas son los sufrimientos de Cristo y sus seguidores, obedientes y ejercitados en el discernimiento del bien y del mal
En relación con las vestiduras, según la Biblia nos vestimos las armas de la luz, sin glotonerías y borracheras, sin lujurias y lascivias, sin contiendas y envidias, vestidos del Señor Jesucristo, sin proveer para los deseos de la carne
El pueblo unido al cumplimiento de los diez mandamientos, era el especial tesoro sobre todos los pueblos, siempre y cuando, escucharan su voz y guardaran su pacto
Su voz es Jesucristo
En el caso de un día de descanso o reposo, para dedicación a las actividades litúrgicas y eclesiásticas, es necesario en los empresarios, comerciantes y empleadores en general, brindar la oportunidad de un día libre, entre viernes, sábado y domingo, para posibilitar en los creyentes practicantes, la consagración y santificación, según sus posibilidades y credo religioso. Esta flexibilidad también se requiere en las organizaciones eclesiales, de ofrecer actividades litúrgicas y de reunión, tanto el día viernes, sábado y domingo, para facilitar la posibilidad de asistencia de sus feligreses, según el día libre laboral correspondiente.
En relación con la primera resurrección en la segunda venida de Cristo, serán transformados, tanto los resucitados como aquellos vivientes fieles a Cristo
En tiempo de Moisés los hombres vieron la gloria, la grandeza, oyeron la voz de en medio del fuego y pudieron seguir vivos
En el tiempo de Abraham cuando le aparece Jehová, con dos ángeles más, antes de la destrucción de las ciudades de Sodoma y Gomorra
Su descendencia sería extranjera en tierra ajena, reducida a servidumbre y maltrato, pero saldría de ahí para el servicio a Dios
Dios ha preparado una ciudad: “Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber a dónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios” (Hebreos 11.8 al 10). Aquí es donde intervienen las buenas nuevas de salvación y vida eterna: “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo” (Apocalipsis 3.12).
La Escritura menciona el nacimiento de Jesucristo como salvador y como Dios con nosotros: “Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por el Señor por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros” (Mateo 1.21 al 23). La Biblia dice: “… ¿Es verdad que Dios morará sobre la tierra?” (1 Reyes 8.27), y “¿Es verdad que Dios habitará con el hombre en la tierra?” (2 Crónicas 6.18). Según el Apocalipsis explica, acerca de la gloria de Dios al iluminar la ciudad de la nueva Jerusalén: “La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera” (Apocalipsis 21.23). Es clave cuando se menciona que el Cordero es su lumbrera, en alusión al señor Jesucristo. La fuente que despide o irradia la luz, es la lumbrera, o sea, es Jesús mismo, quien con sus propias palabras le llama la regeneración y su trono de gloria: “Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su gloria…” (Mateo 19.28, 25.31).
Los siervos de Dios le servirán y verán su rostro
La tierra del pueblo de Israel, sufrió la destrucción de Jerusalén y del templo, alrededor del año setenta del primer siglo; mucho tiempo antes, no muy lejos de la tierra de Israel, de camino entre Egipto e Israel, el ángel de Jehová se le apareció a Moisés en llama de fuego en medio de una zarza, en el monte Horeb, diciéndole que aquel lugar era tierra santa
En forma alegórica, el territorio del pueblo de Israel, fue tierra santa, porque en ella estaba el santuario o tabernáculo de reunión, que era el lugar santo, como Jehová habló a Moisés: “Y harán un santuario para mí, y habitaré en medio de ellos. Conforme a todo lo que yo te muestre, el diseño del tabernáculo, y el diseño de todos sus utensilios, así lo haréis” (Éxodo 25.8 al 9). De entre todos los pueblos solamente en Israel había un tabernáculo con la presencia de Dios:
“Y Moisés tomó el tabernáculo, y lo levantó lejos, fuera del campamento, y lo llamó el Tabernáculo de Reunión. Y cualquiera que buscaba a Jehová salía al tabernáculo de reunión que estaba fuera del campamento. Y sucedía que cuando salía Moisés al tabernáculo, todo el pueblo se levantaba, y cada cual estaba en pie a la puerta de su tienda, y miraban en pos de Moisés, hasta que él entraba en el tabernáculo. Cuando Moisés entraba en el tabernáculo, la columna de nube descendía y se ponía a la puerta del tabernáculo, y Jehová hablaba con Moisés. Y viendo todo el pueblo la columna de nube que estaba a la puerta del tabernáculo, se levantaba cada uno a la puerta de su tienda y adoraba. Y hablaba Jehová a Moisés cara a cara, como habla cualquiera a su compañero…” (Éxodo 33.7 al 11).
A través del tiempo Moisés murió
Sin embargo, Jesús predijo la destrucción del templo y en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel
Todo el relato de esta historia es importante para relacionar el tabernáculo terrenal, como modelo, inclusive Moisés, comparado con Jesucristo y el tabernáculo celestial. El autor de Hebreos hace referencia a lo anterior precisamente al decir: “Ahora bien, el punto principal de lo que venimos diciendo es que tenemos tal sumo sacerdote, el cual se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos, ministro del santuario, y de aquel verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre” (Hebreos 8.1 al 2).
También en la segunda carta a los Corintios se dice: “Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos” (2 Corintios 5.1). Además: “Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios; y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado” (Hebreos 9.24 al 26). La Biblia dice de Jesucristo: “Por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz” (Colosenses 1.19 al 20).
Entonces el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas: “Luego el fin, cuando entregue el reino al Dios y Padre,… Porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas. Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos” (1 Corintios 15.24 al 28). También se dice la siguiente expresión: “el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse” (Filipenses 2.6). Además: “Mas del Hijo dice: Tu trono, oh Dios,… Por lo cual te ungió Dios, el Dios tuyo… Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra,… Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?” (Hebreos 1.8 al 13).
Saulo, conocido como Pablo, en cierta ocasión, se reconoce fariseo e irreprensible en relación con la justicia de la ley
Saulo testifica la no existencia de justificación por las obras personales, por el cumplimiento de la ley ritual o méritos de su propia justicia, sino por la fe de Cristo, la justicia en Dios por la fe. Es por medio del evangelio en el nuevo pacto al abrazar y aceptar la justicia de Dios, revelada por fe y para fe
La sangre es un símbolo de vida y Jesús se entregó en vida al servicio de los demás, con amor, gracia, paz y verdad: “Si sabéis que él es justo, sabed también que todo el que hace justicia es nacido de él” (1 Juan 2.29). Los Proverbios dicen: “Hacer justicia y juicio es a Jehová más agradable que sacrificio” (Proverbios 21.3). Saulo confronta la ley ritual de matar a pedradas o lapidación:
Al venir la fe se confirma la obediencia a la ley
Ahora es práctico y vivencial. El nuevo pacto es un ministerio del espíritu vivificante, porque el Espíritu Santo es derramado en cada persona y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad
La aceptación del evangelio y a Jesús como Salvador, posibilita ser siervo de la justicia de Dios
La ley de Cristo está relacionado con:
a) Amar a Dios y amar al prójimo
b) Amar a nuestros enemigos
c) Andar como Jesús anduvo
d) Creer en Cristo como dice la Escritura
e) Llevar la cruz del sufrimiento y seguir a Cristo
f) Negarse a sí mismo
g) No juzgar
h) Perdonar
i) Promulgar la doctrina de Jesucristo
j) Reconocer que Jesucristo vino a salvar al mundo
k) Todo el bien que queremos que los hombres hagan con nosotros, debemos hacerlo con los demás
La Biblia afirma que Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres
Jesús el Hijo de Dios, fue constituido sumo sacerdote, en el sentido de compasión hacia nuestras debilidades humanas, porque según nuestra semejanza, estuvo en medio de nosotros y fue tentado en todo, pero se mantuvo sin pecado. Al comprender la condición del ser humano, entonces media la misericordia a favor del oportuno socorro
Jesús fue semejante a nosotros y vino a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote, para expiar los pecados del pueblo
Dios nos ha dado posibilidad de alcanzar salvación por medio de Jesucristo
Escritura tomada de la Reina Valera 1960. El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; Renovado © 1988 Sociedades Bíblicas Unidas.