LAS TRES MENTALIDADES SUSTITUTIVAS


Se considera que el ser humano alcanza un grado de “mente crística” cuando logra una alta condición o estado mental elevado a la mente de Cristo: “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿quién le instruyó? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo” (1 Corintios 2.16 – \RVR1909). Los tres tipos de conocimiento, de consciencia y de libre albedrío, se manifiestan cada uno en la dimensión o plano natural, espiritual y celestial. ¿Cómo ejerce el libre albedrío el séquito celestial fiel y leal? La Biblia dice: “Porque ¿á cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Mi hijo eres tú, Hoy yo te he engendrado? Y otra vez: Yo seré á él Padre, Y él me será á mí hijo? Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en la tierra, dice: Y adórenle todos los ángeles de Dios” (Hebreos 1.5 al 6 – \RVR1909). Jesucristo es el Hijo, el jefe y principal del séquito celestial. El libre albedrío del séquito celestial es seguir con fidelidad y lealtad en adoración y servicio al Hijo. El libre albedrío del Hijo es ser fiel y leal al Padre que le constituyó: “POR tanto, hermanos santos, participantes de la vocación celestial, considerad al Apóstol y Pontífice de nuestra profesión, Cristo Jesús; El cual es fiel al que le constituyó...” (Hebreos 3.1 al 2 – \RVR1909). En este sentido, ¿qué pasa con el ser humano? Hay tres mentalidades que son estrictamente consecutivas y sustitutivas una de la otra. Todo ser humano sin excepción tiene la mentalidad natural, pero no todo ser humano tiene la mentalidad espiritual o mentalidad celestial. Esta última en relación con tener la mente de Cristo. Hay mandamientos de Dios Padre y hay mandamientos de su Hijo. El Señor Jesucristo dijo: “Si guardareis mis mandamientos, estaréis en mi amor; como yo también he guardado los mandamientos de mi Padre, y estoy en su amor” (Juan 15.10 – \RVR1909).


Dios Padre le concedió a su Hijo tener vida en sí mismo. Jesucristo dijo: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me ha enviado, tiene vida eterna; y no vendrá á condenación, mas pasó de muerte á vida… Porque como el Padre tiene vida en sí mismo, así dió también al Hijo que tuviese vida en sí mismo” (Juan 5.24 al 26 – \RVR1909). En el libro de Proverbios se alude esta relación preexistente: “¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes? Toda palabra de Dios es limpia: Es escudo á los que en él esperan” (Proverbios 30.4 al 5 – \RVR1909). Se menciona que el creer al Padre mediante la palabra del Hijo, se recibe vida eterna que excluye de la condenación, porque se pasa de muerte a vida. Hay seres humanos inconscientes que no aceptan, identifican o reconocen la realidad de Dios, nótese que el orden es pasar de muerte a vida. La realidad del mundo terrenal es muerte, que corresponde a la mentalidad natural, la resurrección espiritual es pasar de la condición humana a la mentalidad espiritual, para una vida con mentalidad celestial de vida eterna. La Biblia dice: “Nosotros sabemos que hemos pasado de muerte á vida, en que amamos á los hermanos. El que no ama á su hermano, está en muerte. Cualquiera que aborrece á su hermano, es homicida; y sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permaneciente en sí” (1 Juan 3.14 al 15 – \RVR1909). El siguiente pasaje menciona las tres mentalidades sustitutivas:


“Y DE ella recibisteis vosotros, que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, En que en otro tiempo anduvisteis conforme á la condición de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora obra en los hijos de desobediencia: Entre los cuales todos nosotros también vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos; y éramos por naturaleza hijos de ira, también como los demás. Empero Dios, que es rico en misericordia, por su mucho amor con que nos amó, Aun estando nosotros muertos en pecados, nos dió vida juntamente con Cristo; por gracia sois salvos; Y juntamente nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los cielos con Cristo Jesús, Para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús” (Efesios 2.1 al 7 – \RVR1909).

Continuará...