El temor de Dios es tener intrínsecamente a Dios Padre como el Supremo Intérprete, porque la inteligencia espiritual de madurar en la sabiduría es precedida por el temor de Dios: “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; Y la ciencia de los santos es inteligencia” (Proverbios 9.10 –
Entonces, ¿qué es el temor de Dios? Todo ser humano, en condiciones óptimas para la capacidad de conocer, tiene una sana actividad cognoscitiva en la función cerebral de la salud mental, salvo los casos específicos de algún tipo de alteración neuropsicológica, por causa de una enfermedad, lesión o trastorno, en la interacción del cerebro con lo neurológico y psicológico, que afectan entre otros, la atención, comunicación, concentración, enfoque y memoria. Hay dos clases de humanos, con y sin temor de Dios, donde unos reconocen a Dios como el Supremo Intérprete, y los demás viven con una indecisión e indiferencia sin temor de Dios. Esto afecta la consecuencia y resultado de sus acciones, que determinan la responsabilidad conductual en todo lo correspondiente al proceso del comportamiento final de la persona, ya sea, con o sin freno y refreno de lo que Dios considera y determina como pecado. Según corresponda, moderar no es suficiente ante Dios, sino que se requiere contener con firmeza y resistencia un tipo de mesura que detenga y repela las acciones impulsivas de la práctica del mal. Dios Padre como Autor de las Sagradas Escrituras, es la máxima autoridad interpretativa del código bíblico, especialmente es el Eterno Legislador, al establecer la cotidianidad de instrucciones, leyes, normas, procedimientos y reglas del diario vivir en la convivencia entre los seres humanos y en la relación del ser humano con su Creador y el Hijo. La Biblia dice: “El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, y el mal camino Y la boca perversa, aborrezco” (Proverbios 8.13 –
La correcta aplicación de la interpretación depende de la obediencia, respeto y reverencia a la preponderancia y supremacía de Dios como Supremo Intérprete. La tendencia humana de dar diferentes interpretaciones a una misma situación y de entender de diferentes modos, corresponde a una capacidad innata, al considerarse cada uno en lo correcto según su propia opinión, pero se requiere el temor de Dios para ser congruente y unánime con la voluntad divina. La Biblia dice: “Todo camino del hombre es recto en su opinión: Mas Jehová pesa los corazones. Hacer justicia y juicio es á Jehová Más agradable que sacrificio. Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y el brillo de los impíos, son pecado” (Proverbios 12.2 al 4 –
La prevaricación de su indecisión perpetúa el hacer prevalecer la injusticia en perjuicio de su ser, contrario a la voluntad de Dios, porque hay un desvío deliberadamente y con hipocresía de la rectitud. Así les reclama Dios al pueblo por las consecuencias de su desobediencia: “Y confesarán su iniquidad, y la iniquidad de sus padres, por su prevaricación con que prevaricaron contra mí: y también porque anduvieron conmigo en oposición” (Levítico 26.40 – RVR1909). En el libro de Isaías se exclama lo siguiente: “De lo postrero de la tierra oímos salmos: Gloria al justo. Y yo dije: ¬Mi flaqueza, mi flaqueza, ay de mí! Prevaricadores han prevaricado; y han prevaricado con prevaricación de desleales” (Isaías 24.16 – RVR1909). El pueblo prevarica contra Dios:
“Porque nuestras rebeliones se han multiplicado delante de ti, y nuestros pecados han atestiguado contra nosotros; porque con nosotros están nuestras iniquidades, y conocemos nuestros pecados: El prevaricar y mentir contra Jehová, y tornar de en pos de nuestro Dios; el hablar calumnia y rebelión, concebir y proferir de corazón palabras de mentira” (Isaías 59.12 al 13 –\RVR1909 ).
La Biblia dice al respecto:
“ASI que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable á Dios, que es vuestro racional culto. Y no os conforméis á este siglo; mas reformaos por la renovación de vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12.1 al 2 –\RVR1909 ).
¿Cómo traer de vuelta, volver en sí y volverse hacia uno mismo? Que sea insoslayable, o sea, que no se pueda pasar por alto y sin dejar de lado. Se hace indispensable el armonizar conscientemente la realidad con lo visionario, para iluminar la fe desde adentro en profundidad y posibilitar una convicción y seguridad en la armonía del diálogo interno con el ser interior. La Biblia dice: “Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sólida sabiduría á los rectos: Es escudo á los que caminan rectamente” (Proverbios 2.5 al 7 –
La introspección espiritual, del que escala al ámbito, dimensión, nivel o plano de la espiritualidad, es como observar o ver interiormente las acciones del ser interior, a saber, actitud, carácter, ego, emociones, personalidad, sentimientos y temperamento. Hay un examen consciente de meditación y reflexión acerca de sí mismo. El ser humano por naturaleza puede realizar una retrospectiva de considerar su situación anterior, para mejorar su desarrollo evolutivo como persona, con los cambios necesarios de superación personal. Sin embargo, se limita solo a una percepción natural con la ayuda de sus sentidos. Este mirar del pasado no es para victimizarse, sino para crecer y desarrollar como ser humano. La particularidad del ascenso a lo espiritual, le permite y posibilita comprender y entender un conocimiento y sabiduría más allá de lo natural, con la posibilidad de trascender a lo celestial:
“Entonces entenderás justicia, juicio, Y equidad, y todo buen camino. Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere dulce á tu alma, El consejo te guardará, Te preservará la inteligencia: Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades; Que dejan las veredas derechas, Por andar en caminos tenebrosos; Que se alegran haciendo mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio; Cuyas veredas son torcidas, Y torcidos sus caminos” (Proverbios 2.9 al 15 –\RVR1909 ).
El olvido de nuestro pasado no es solamente en el caso de nuestra vida humana, ya sea en beneficio de mejorar como persona o para sanidad interior, sino referente al origen preexistente de ángeles indecisos. La Biblia dice lo siguiente: “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis á memoria las cosas antiguas. He aquí que yo hago cosa nueva: presto saldrá á luz: ¿no la sabréis? Otra vez pondré camino en el desierto, y ríos en la soledad” (Isaías 43.18 al 19 –
¿Cómo influye o se involucra el temor de Dios? Se dice que el ser humano es portador de un conjunto de creencias de ideas preconcebidas o preconceptos, que modelan y moldean su perspectiva, por consiguiente sus acciones, actos o hechos manifestados visiblemente en su comportamiento y conducta. Cuando el ser humano tiene una transición a lo espiritual, especialmente al aceptar y reconocer a Jesucristo como el ejemplo, modelo, molde o prototipo de la vida íntima y personal, establecido por Dios, entonces se alcanza la libertad y verdad espiritual, para la conexión con su Hijo y la transformación espiritual: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4.13 –
“Respondió Jesús: Mi reino no es de este mundo: si de este mundo fuera mi reino, mis servidores pelearían para que yo no fuera entregado á los Judíos: ahora, pues, mi reino no es de aquí. Díjole entonces Pilato: ¿Luego rey eres tu? Respondió Jesús: Tu dices que yo soy rey. Yo para esto he nacido, y para esto he venido al mundo, para dar testimonio á la verdad. Todo aquél que es de la verdad, oye mi voz. Dícele Pilato: ¿Qué cosa es verdad? Y como hubo dicho esto, salió otra vez á los Judíos, y díceles: Yo no hallo en él ningún crimen” (Juan 18.36 al 38 –\RVR1909 ).
La Verdad Celestial es Jesucristo, Pilato tiene un conocimiento y saber natural, mientras que Jesucristo corresponde al conocimiento y saber celestial. Pilato pregunta qué es la verdad, otros como en el caso de José, hijo de Israel (Jacob), vive la verdad de práctica automática, sin cuestionamiento ni duda de obedecer a Dios:
“Y aconteció después de esto, que la mujer de su señor puso sus ojos en José, y dijo: Duerme conmigo. Y él no quiso, y dijo á la mujer de su señor: He aquí que mi señor no sabe conmigo lo que hay en casa, y ha puesto en mi mano todo lo que tiene: No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino á ti, por cuanto tú eres su mujer; ¿cómo, pues, haría yo este grande mal y pecaría contra Dios? Y fué que hablando ella á José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella. Aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí en casa. Y asiólo ella por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces dejóla él su ropa en las manos, y huyó, y salióse fuera” (Génesis 39.8 al 12 –\RVR1909 ).
El Supremo Interprete en nuestro cerebro está ligado a la decisión de hacer la Voluntad Celestial. Así existen tres tipos de conocimiento y tres tipos de libre albedrío, según sea natural, espiritual y celestial. En este sentido hay tres tipos de consciencia de lo que pensamos y somos según nuestro ser, ya sea, humano, espiritual y celestial. El primer escalón es la base natural, el segundo escalón es la espiritual y finalmente el tercer escalón es la celestial. Por esta razón, hay una profunda búsqueda así mismo del ser humano para conocerse y entenderse mejor. La Biblia dice: “Para que buscasen á Dios, si en alguna manera, palpando, le hallen; aunque cierto no está lejos de cada uno de nosotros: Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como también algunos de vuestros poetas dijeron: Porque linaje de éste somos también” (Hechos 17.27 al 28 –
Toda esta actividad y coordinación cerebral y mental, con un vasto bagaje de conocimiento retenido, educación, experiencia y preparación, en el transcurso de la vida cotidiana, se sostiene básicamente gracias al procesamiento de las ideas e información, la conexión neuronal mediante neurotransmisores, la función y relación entre células, el metabolismo de sustancias, el envío y recepción de las señales eléctricas, electromagnéticas, fotones y químicas, inclusive la producción del brillo o resplandor corporal y la bioquímica celular. La actividad cerebral involucra la participación de la capacidad de memoria, corteza cerebral, circuitos neuronales, fibras nerviosas, hipotálamo, interrelación entre hemisferios, lóbulos frontales, sistema límbico y nervioso. Sobre esta base material y tangible, transitan procesamientos como la lectura, meditación, oración y reflexión, que generan la paz interior, de calma, quietud, serenidad, sosiego y tranquilidad. Beneficios que parecen sinónimos pero cada uno con matices diferentes. Hay una relación del ánimo, intención, motivación y voluntad como una energía interna del ser interior que es integral a la energía física, mental y espiritual. También una interpretación de los datos e información recibida y contenida en la memoria. Las conexiones cognitivas con las definiciones y conceptos establecidas previamente y los aprendizajes empíricos, además de su cotejamiento en los procesos de razonamiento crítico y lógico para la formación de opinión congruente y razonable, además de la resolución de conflictos y problemas.
La decisión de hacer solamente el bien, es anticipar la prevención de evitar el mal resultado de las consecuencias dañinas y destructivas, por consiguiente, en el caso de la decisión de hacer el mal, de antemano es sabido su mal resultado y consecuencia. Por esta causa existen principios, valores y virtudes establecidos como una advertencia preventiva que no se puede evadir, negar u omitir. La Biblia dice: “Ay de los que se esconden de Jehová, encubriendo el consejo, y sus obras son en tinieblas, y dicen: ¿Quién nos ve, y quién nos conoce? Vuestra subversión ciertamente será reputada como el barro del alfarero. ¿La obra dirá de su hacedor, No me hizo; y dirá el vaso de aquel que lo ha formado, No entendió?” (Isaías 29.15 al 16 –
“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más penetrante que toda espada de dos filos: y que alcanza hasta partir el alma, y aun el espíritu, y las coyunturas y tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa criada que no sea manifiesta en su presencia; antes todas las cosas están desnudas y abiertas á los ojos de aquel á quien tenemos que dar cuenta” (Hebreos 4.12 al 13 –\RVR1909 ).
Por este motivo en el ejemplo anterior entre José y la esposa de Potifar, de ninguna manera se consumó el acto delictivo, porque José no permite ceder a la tentación. El entorno y situaciones externas pueden afectar el pensamiento adecuado, apropiado, correcto y justo, pero el convencimiento firme con argumentos y creencias solidas, aporta seguridad si es una verdadera convicción, especialmente cuando se trata de rumiar la palabra de Dios, al considerar con cautela y cuidado cada paso, fortalecido en un pensamiento maduro y reflexivo, según sea el caso por naturaleza adaptativo o rígido, pero espiritualmente inquebrantable en relación con la obediencia fiel y leal a Dios: “Porque no hay cosa oculta, que no haya de ser manifestada; ni cosa escondida, que no haya de ser entendida, y de venir á luz” (Lucas 8.17 –
Hay que ser como en la niñez que es sin malicia, pero se requiere que seamos maduros en el pensamiento, tanto en la forma de la expresión al hablar mentalmente a nuestro cerebro, por ejemplo, como nos presentamos en nuestra imaginación, los conceptos y juicios previos que tenemos almacenados. En el caso del fondo del pensamiento en su contenido con la interacción de nuestra forma de ser previamente al pensamiento, por ejemplo, imaginamos lo pesimista y negativo o lo más optimista y positivo. La forma de presentación del pensamiento en conceptos, definiciones, juicios, entre otros, con un peso de trascendencia en lo que construye y edifica, o en lo que destruye y perjudica. La Biblia dice lo siguiente: “Hermanos, no seáis niños en el sentido, sino sed niños en la malicia: empero perfectos en el sentido” (1 Corintios 14.20 –
El diálogo interno con el ser interior tiene antecedente con nuestra indecisión. Es como en lingüística la repetición de la anáfora o epanáfora de llevar hacia arriba y volver atrás. ¿Por qué fuimos ángeles indecisos copartícipes y predeterminados desde antes en nuestra preexistencia? Hay cierta relación entre decisión e información. El ser interior incluye las emociones desde el pensamiento y su relación con las sensaciones viscerales. El ser interior tiene una fuente biológica en las conexiones neuronales, que a su vez se conforma de átomos integrados en las células nerviosas o neuronas, las moléculas orgánicas y el ácido desoxirribonucleico del ADN y ARN, que almacenan y transmiten la información genética y constituye el material genético de las células. La generación de las ideas se torna en la forma de palabras, según la expresión del lenguaje con un sonido que lleva implícita la acción de comunicar. Esto posibilita la socialización y existencia de la cultura y sociedad. A la vez la transmisión de la información cultural y social. La información es una propiedad intrínseca de los ácidos nucleicos, la información genética o el conjunto de mensajes codificados, origina la expresión de los caracteres hereditarios a través de reacciones bioquímicas. La Biblia dice: “Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habitasen sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los términos de los habitación de ellos” (Hechos 17.26 –
El cerebro requiere el oxígeno mediante la sangre para su funcionamiento y vida; hay un paralelismo con el soplo de vida para la consciencia: “Formó, pues, Jehová Dios al hombre del polvo de la tierra, y alentó en su nariz soplo de vida; y fué el hombre en alma viviente” (Génesis 2.7 –
Así como la sangre es un medio para llevar oxígeno al cerebro y mantener la vida, la muerte termina completamente con la consciencia: “Porque los que viven saben que han de morir: mas los muertos nada saben, ni tienen más paga; porque su memoria es puesta en olvido. También su amor, y su odio y su envidia, feneció ya: ni tiene ya más parte en el siglo, en todo lo que se hace debajo del sol” (Eclesiastés 9.5 al 6 –
Todo ser humano que existe y ha existido tiene un origen común en Adán y Eva, ya que procedemos de una misma sangre. Nos diferenciamos visiblemente por medio de las características físicas o fisiológicas en lo corporal y externo, pero todos somos una misma raza humana. La molécula del ADN transporta el material hereditario, formada por átomos que forman subunidades básicas de nucleótidos que almacenan información genética. La naturaleza química de los genes es principalmente ADN (ácido desoxirribonucleico), tanto con el material genético de las células como la secuencia de la información para la síntesis de proteínas. La especie humana se diferencia de otras especies de seres vivos como la animal o vegetal. Los seres humanos tienen 46 cromosomas (23 pares), los animales y vegetales no tienen un número fijo de cromosomas. Los genes se localizan y transmiten desde el cromosoma, la unidad estructural y organizativa corporalmente, que contiene información e instrucción genética, que se encuentran en el nucleoplasma del núcleo de la célula, que entre todos sus componentes tiene como solvente el agua con dos átomos de hidrógeno y una de oxígeno (H2O). A este nivel la importancia del oxígeno, esencial para conservar la vida biológica. En lo espiritual Dios es nuestro oxígeno vital como fuente de vida celestial.
Las Sagradas Escrituras de Dios son nuestra inspiración de la respiración espiritual, semejantes a las moléculas mensajeras del torrente sanguíneo, para llevar la comunicación entre células de todo el cuerpo. También entre los neurotransmisores o en el proceso interno de la misma célula. De manera que el mensaje de la palabra de Dios afecta e influye para bien en todo nuestro ser interior, llámese actitud, carácter, ego, emociones, personalidad, sentimientos o temperamento, con un cambio de mentalidad mediante Jesucristo. En relación con la transmisión genética, heredamos desde el principio de la creación de Adán y Eva el gen del envejecimiento, pero también recibimos de generación en generación el gen de la rivalidad angelical. Este gen se manifiesta en todo ser humano a través de cualquier demostración visual de rivalidad absurda, sin sentido, contrario y opuesto a la razón. Así mató Caín a su hermano Abel. Las muertes provocadas por el aborto, criminalidad y guerras, entre otros, son un claro ejemplo del gen de rivalidad angelical. El pecado del ángel caído es que recluta para mal a la tercera parte del séquito celestial. Se contrasta ahora con la evangelización, que es el reclutamiento para hacer el bien en seguir a Jesucristo como el Camino a la eternidad. La fe y la espiritualidad se complementan en los seres humanos que son ecuánimes, racionales y justos, con la constancia e igualdad de ánimo en el ser interior, tanto en una situación adversa como favorable para mantener la compostura y serenidad de forma permanente.
La gestión de las emociones y de cada componente del ser interior de manera integrada, contribuye al control mental y al poder del pensamiento para controlar los efectos del gen de rivalidad angelical, que es la naturaleza menos noble de los ángeles indecisos. Por ejemplo, la rivalidad religiosa en el caso del cristianismo tiene como denominador común a Jesucristo, sin embargo, hay una rivalidad en la fórmula eclesial o eclesiástica, debido a la religión y el fraccionamiento cristiano en congregaciones, denominaciones, iglesias, y organizaciones religiosas. El bienestar funcional e integral del ser interior no consiste solamente en la inteligencia emocional, porque el ser interior se compone integralmente de la actitud, carácter, ego, emociones, personalidad, sentimientos y temperamento, lo que se podría llamar el punto de balance y equilibrio del ser interior, para una conexión con la realidad de Dios. Esto implica además de los rasgos de la personalidad los demás componentes del ser interior: “Tú le guardarás en completa paz, cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti se ha confiado. Confiad en Jehová perpetuamente: porque en el Señor Jehová está la fortaleza de los siglos” (Isaías 26.3 al 4 –
Le atañe a la ciencia ubicar el gen de la rivalidad angelical, para comprobar científicamente la causa y tendencia de la rivalidad entre los seres humanos, so pretexto de diferencias étnicas, idiomáticas o de pigmentación del color de la piel, por causa genética e influencia del clima y de los rayos solares, según la ubicación geográfica mundial. Por otra parte, Jesucristo promueve la fraternidad en comunidad y la hermandad, pero se dice que hasta los animales tienen muestras de temperamento. A nivel genético el temperamento humano de ninguna manera puede ser modificado, pero si se puede controlar. Cada persona en lo particular nace con su temperamento, con ciertos factores genéticos y neuroquímicos que le definen e identifican su accionar y reacción natural ante su entorno. El descontrol del temperamento es una patología, que se vuelve en un trastorno de la personalidad y un problema en la regulación de las emociones, afecta la actitud y los demás componentes del ser interior. Hay infinidad de genes que actúan en el cerebro y desempeñan diversas funciones y roles. En el caso del temperamento puede afectar hasta como una patología social, en relación con lo personal que incide en la familia, lo laboral o en la sociedad en general. Por ejemplo, una comparación con la neurosis, que se considera una enfermedad funcional del sistema nervioso generadora de inestabilidad emocional. Otra comparación es con el ego, nadie puede vivir sin ego, el mismo es nuestro aliado y amigo, lo malo no es el ego, sino el egocentrismo, el egoísmo y la egolatría. Así es en el caso del temperamento, con el control necesario deja de ser una patología de la duda e indecisión connatural (congénita) al obedecer a Dios. La Biblia dice lo siguiente:
“BETH. ¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi corazón te he buscado: No me dejes divagar de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, Para no pecar contra ti. Bendito tú, oh Jehová: Enséñame tus estatutos. Con mis labios he contado Todos los juicios de tu boca. Heme gozado en el camino de tus testimonios, Como sobre toda riqueza. En tus mandamientos meditaré, Consideraré tus caminos. Recrearéme en tus estatutos: No me olvidaré de tus palabras. GIMEL. Haz bien á tu siervo; que viva Y guarde tu palabra. Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley. Advenedizo soy yo en la tierra: No encubras de mí tus mandamientos. Quebrantada está mi alma de desear Tus juicios en todo tiempo” (Salmos 119.9 al 20 –\RVR1909 ).
Este pasaje de la Biblia demuestra que existe la fe conductual, que es la convicción que limpia la mente al conocer y obedecer la palabra de Dios, para proceder con rectitud en el camino de la vida. La fe tiene resultados en el comportamiento y la conducta, de manera que se puede estudiar con la ayuda de la ciencia y de manera científica. Faltan más estudios acerca de la medida de la fe: “Conforme á la fe murieron todos éstos sin haber recibido las promesas, sino mirándolas de lejos, y creyéndolas, y saludándolas, y confesando que eran peregrinos y advenedizos sobre la tierra” (Hebreos 11.13 –
Por lo tanto, el diálogo interno sin la espiritualidad del conocimiento de Dios, se limita y restringe solo en lo básico del conocimiento natural de todo ser humano, principalmente en lo que tiene relación a su subsistencia y supervivencia, y debido al apego, deseo y necesidad terrenal. El diálogo interno alimentado y nutrido del conocimiento espiritual, tiene este tipo de conocimiento adicional, que le permite y posibilita despegarse de lo terrenal, para trascender a una vida espiritual que sea en otro nivel. Se escala y da el salto de calidad y sello espiritual, por consiguiente, se descubre y se despierta una inteligencia y sabiduría con la aspiración y el anhelo a la vida eterna. Se activa o reactiva una mayor valoración, en la dirección de las cuestiones que atañen a la eternidad. Se elimina ese conformismo del apego a este mundo terrenal, con un sentido y visión que va más allá de lo meramente mundanal, con sus placeres y vanidades. Si el diálogo interno interpreta, requiere a Dios Padre como el Supremo Intérprete. Si el diálogo interno presta atención de forma consciente, es prioritario sincronizar la voz interna con la voz de la palabra de Dios, porque es una banalidad el desinterés por la eternidad. Es una reacción sin conciencia el no tener conocimiento de Dios y estar sin reconocer la realidad de Dios, acerca de las consecuencias de nuestros propios actos, que nos perjudica en la relación íntima y personal con Dios.
La función cerebral concentrada y enfocada en la frecuencia con nuestro Creador, hace una comparación y reflejo con su Hijo Jesucristo: “Yo soy el Alpha y la Omega, principio y fin, dice el Señor, que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso” (Apocalipsis 1.8 –
“Sed pues misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso. No juzguéis, y no seréis juzgados: no condenéis, y no seréis condenados: perdonad, y seréis perdonados. Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida, y rebosando darán en vuestro seno: porque con la misma medida que midiereis, os será vuelto á medir” (Lucas 6.36 al 38 –\RVR1909 ).