SEGUNDA EDICIÓN LA COMUNIDAD DE FE: ACUERDOS DE FE



Basado en la Biblia Versión Reina - Valera Revisión de 1960 (RVR60)

6.7 LA MUJER EN EL PRIMER PACTO


En conformidad con los propósitos de Dios, encontramos, durante el primer pacto, muchos testimonios de mujeres en labores de servicio a Dios y al pueblo, por ejemplo, Débora fue una mujer usada por Dios como profetisa y gobierna durante un tiempo a Israel como juez. Dios la utiliza para darle dirección a Barac al juntar a diez mil hombres de la tribu de Neftalí y de la tribu de Zabulón, para pelear contra Sísara, capitán del ejército del rey Jabín de Canaán.


También en este tiempo, por mano de otra mujer llamada Jael, dio muerte a Sísara por voluntad de Dios y en cumplimiento de una profecía mencionada por Débora (Jueces 4.4 al 24). En el periodo del Éxodo, encontramos a María, quien es profetisa (Éxodo 15.20) y sirve a Dios al lado de sus hermanos Moisés y Aarón. En el reinado de Josías, durante las obras de reparación de la casa de Jehová, se encuentra el libro de la ley, entonces el rey por medio de una delegación, hace la consulta a Dios acerca de las palabras del libro hallado. Jehová, el Dios de Israel, les da la respuesta mediante una mujer profetisa llamada Hulda (2 Reyes 22.3 al 23.3).


La Escritura cuenta la historia de Rut, la moabita, descrita como una mujer virtuosa y reconocida por las mujeres de su época, además da a luz a Obed, padre de Isaí, quien a su vez llega a ser padre del rey David (Rut 4.13 al 17). Esta mujer, a pesar de ser de los campos de Moab, prefiere seguir a su suegra y reconocer al pueblo de Noemí, como su pueblo y a Dios como su verdadero Dios (Rut 1.16 al 17). Se le compara con otras mujeres, Raquel y Leda, las cuales edificaron la casa de Israel (Rut 4.9 al 12).


Una mujer muy especial es Agar, a quien le habló el ángel de Dios desde el cielo y Dios le proveyó agua en el desierto, para que no muriera junto con su hijo Ismael, de quien Dios hace una gran nación (Génesis 21.13 al 21), por ser descendiente de Abraham. Ismael tiene doce hijos príncipes (Génesis 25.12 al 18). Dios los multiplica tanto que no pueden ser contados por causa de la gran multitud (Génesis 16.5 al 16), constituyen una de las grandes religiones, unificados como monoteístas por el profeta Mahoma (Muhammad).


A una mujer estéril conocida como Ana, Dios le concede la petición de tener un hijo llamado Samuel, el mismo es dedicado delante de Jehová y ministra junto al sacerdote Elí. Este Samuel llega a ser un gran siervo de Dios como profeta. Tiempo antes, a Sara de edad avanzada y estéril, Dios le concede un hijo llamado Isaac, uno de los patriarcas juntamente con Abraham su padre y Jacob su hijo, recibe fuerzas para concebir y dar a luz fuera de la edad, por haber tenido fe en la fidelidad de Dios, según la promesa (Hebreos 11.11).


También en tiempos de Josué, una mujer llamada Rahab, es salva junto con su familia en la destrucción de Jericó, ella tiene suficiente fe para esconder y ayudar a escapar a los espías de Israel (Josué 2.1 al 16, 6.21 al 25). Todos los ejemplos anteriores demuestran desde el primer pacto, a la mujer en un lugar de gran estima, Sara, Rebeca, Raquel o Leda, desempeñan un papel importante, en la época de los patriarcas. La mujer llega a heredar entre su familia, cuando no tiene hermano sucesor (Números 27.7 al 11).


Otra mujer virtuosa fue Ester proclamada reina en tiempos del rey Asuero, quien reinó desde la India hasta Etiopía (Ester 1.1 al 3, 2.15 al 18). Ester intercede a favor de su pueblo, sufren persecución y amenaza de muerte de parte de los enemigos (Ester 4.1 al 17). Al final tienen defensa, paz y celebración: “enviar porciones cada uno a su vecino, y dádivas a los pobres” (Ester 9.22).