La ley de Moisés imposibilitó a las personas para ser plenamente justificadas
En relación con la ley del primer pacto o Antiguo Testamento, se mencionan la ley de Moisés y la ley de Dios. El Decálogo dado a conocer con “Los Diez Mandamientos” corresponde a la ley de Dios, mediante las palabras en forma escrita en tablas de piedra
Comparando Lucas 11.20 con Mateo 12.28, el dedo de Dios representa el Espíritu de Dios, y las tablas de piedra ahora son representadas por el corazón: “Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón” (2 Corintios 3.2 al 3). También está escrito: “Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos. Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré, añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado” (Hebreos 10.15 al 18).
En el primer pacto o testamento, la forma de recibir la ley fue en la letra y en el nuevo pacto en el Espíritu por gracia. En el primer caso, si algún infractor no era sorprendido en el acto, con un mínimo de dos o tres testigos, para él no había causa para ser acusado
La palabra regir tiene relación con lo que está vigente y se aplica en las leyes, ordenanzas, estilos y costumbres en vigor y observancia, además tiene relación con dirigir, gobernar o mandar. En el primer pacto lo vigente para el pueblo de Israel, era ser conducido o guiado bajo el régimen de la letra, que era el modo de gobernarse o regirse a través de constituciones, prácticas, preceptos o reglamentos. El Espíritu Santo no había sido derramado en todo el pueblo, como sucedió en el nuevo pacto y como había sido dicho por el profeta Joel: “Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones” (Joel 2.28 al 29; Hechos 2.16 al 18). En el nuevo pacto somos sellados con el Espíritu Santo en nuestros corazones, como señal del pacto (las arras)
De acuerdo con lo mencionado en el párrafo anterior, cuando se desobedece a Dios en sus mandamientos, la persona no es apedreada y muerta físicamente en el momento, aunque en el nuevo pacto siempre hay muerte o paga del pecado
Los Diez Mandamientos de Dios son el testimonio
“Y acontecerá que cuando os multipliquéis y crezcáis en la tierra, en esos días, dice Jehová, no se dirá más: Arca del pacto de Jehová; ni vendrá al pensamiento, ni se acordarán de ella, ni la echarán de menos, ni se hará otra” (Jeremías 3.16). Entonces, analicemos ¿por qué el Apocalipsis menciona los siguientes pasajes?: “Y el templo de Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo…” (Apocalipsis 11.19). “… Los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Apocalipsis 12.17). “Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús” (Apocalipsis 14.12). “Después de estas cosas miré, y he aquí fue abierto en el cielo el templo del tabernáculo del testimonio” (Apocalipsis 15.5).
La ley de los Diez Mandamientos fue entregada por escrito ante diez mil ángeles testigos ese día
En esto consiste el pacto entre Dios y la persona, esta última se sujeta a los mandamientos de Dios, a cambio recibe poder para vencer el mal, a través de la ayuda ofrecida por Dios mediante su Espíritu Santo. Cuando aparentemente alguno está destinado a una vida ajena a su obediencia, pero le llega la voz de Dios, entonces el llamamiento se vuelve irresistible, la luz divina del conocimiento llega a su mente y se ilumina su entendimiento, se genera la libertad electiva del servicio a Dios a conciencia y de corazón. Dios posibilita la gracia del nuevo pacto, como un sistema de perdón y redención del pecado, por medio de la fe en Jesucristo.
El tema de Jesús y la gracia versus la ley añadida, se presenta porque en el caso de los Diez Mandamientos, fueron escritos en el primer pacto con el dedo de Dios en tablas de piedra, pero en el nuevo pacto son escritos en nuestra mente y corazón con el Espíritu Santo. Según el profeta Jeremías, Dios daría un corazón, un camino y un pacto eterno, al dar su temor en el corazón
Esta ley añadida consiste en la sentencia de lapidación, la ley ceremonial y ritual, el rito de la circuncisión y los sábados ceremoniales y rituales. Cristo nos redime de la maldición de la ley, (aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas), porque es de fe y por la fe, la promesa del Espíritu Santo a los gentiles, según la bendición a Abraham