6.6 EL EJEMPLO DE MARÍA LA MADRE DE JESÚS


La expresión de María, al decir “he aquí la sierva del Señor” (Lucas 1.38), connota ferviente obediencia y servicio a Dios. Es un ejemplo inspirador para la mujer actual. Dedica su vida con toda disposición e interés en el servicio al Señor, con prontitud cumple la voluntad de Dios, de una forma firme y segura. Por causa de su fidelidad, Dios favorece y bendice su vida. María demuestra virtudes muy valiosas como la comunión, consagración, devoción, santificación y testimonio para las mujeres. Muchas cualidades descritas en la Biblia acerca de María, son necesarias en las mujeres para servir a Cristo, especialmente, el amor a Dios y al prójimo.


Así como las mujeres de la época de Jesús, inclusive con sus bienes le sirven (Lucas 8.3), en nuestro tiempo el hacer el bien al necesitado, es servir a Jesús mismo. María se regocija con su corazón y mente, enfoca su emoción, inteligencia y pensamiento, en el servicio a Dios su Salvador, testifica a Dios como digno de ser glorificado y honrado por sus grandes proezas, y misericordias a quienes tienen su temor, porque a los hambrientos colma de bienes y exalta a los humildes (Lucas 1.50 al 53).


María presencia la aparición de un ángel llamado Gabriel (Lucas 1.26 al 28), aunque se turba por las palabras del ángel, en la salutación inicial (Lucas 1.29 al 30), reacciona y responde con toda cordura, al hacer un juicio acertado del mensaje recibido, porque cree (Lucas 1.45) conforme con lo anunciado en las Sagradas Escrituras (Lucas 1.54 al 55). Es importante destacar la meditación de María en su corazón, al atesorar el conocimiento y la vivencia (Lucas 2.19), es obvio considerar a María como excelente esposa, hija y madre. Ella también recibe bendición entre las mujeres, pasa a ser un modelo de mujer para las demás (Lucas 1.48): “Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres” (Lucas 1.28).


Su vida ejemplar manifiesta humildad, modestia y sujeción a la palabra de Dios; concentra su energía, fuerza y todo su vigor en los propósitos de Dios. No se envanece, ni se jacta del privilegio de ser un instrumento útil de nuestro Dios: verdadera hija de Dios Padre y madre del Hijo de Dios o Dios Hijo, engendrado del Espíritu Santo (Mateo 1.20 al 23; Lucas 1.34 al 35; Hebreos 1.5 al 9). Este testimonio de María, es vital para seguir e imitar su ejemplo de vida consagrada y santa.