2.5.2.3 BUSCADORES DE LA SALVACIÓN


La Biblia afirma que Jesucristo es el mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2.5), en quien podemos ser salvos: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4.12). Es por gracia y don de Dios que somos salvos (Efesios 2.5 y 8), por medio de la fe en el Señor Jesucristo (Hechos 16.30 al 31; Romanos 10.9). Desde antes de su nacimiento estaba anunciado por el ángel del Señor, que se llamaría Jesús (Salvador), porque él salvaría a su pueblo de sus pecados (Mateo 1.21; Marcos 16.15 al 16; Hechos 4.11 al 12; 1 Corintios 15.1 al 2) y sería levantado como poderoso Salvador (Lucas 1.69). Una vez que ha nacido, nuevamente un ángel da el aviso de que había nacido un Salvador, que es Cristo el Señor (Lucas 2.11).


El Padre envió a su Hijo como Salvador del mundo, por lo cual debemos de confesar que Jesús es el Hijo de Dios (1 Juan 4.14 al 15). Y sabemos que verdaderamente Cristo es el Salvador del mundo (Juan 4.42) y verdadero Hijo de Dios (Marcos 15.39). Por esta razón se le llama Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros (Mateo 1.23). Porque el Padre envió a su Hijo unigénito, para que el mundo sea salvo por él (Juan 3.16 al 18).


Jesús el Hijo de Dios, fue constituido sumo sacerdote, en el sentido de compasión hacia nuestras debilidades humanas, porque según nuestra semejanza, estuvo en medio de nosotros y fue tentado en todo, pero se mantuvo sin pecado. Al comprender la condición del ser humano, entonces media la misericordia a favor del oportuno socorro (Hebreos 4.14 al 16). Jesús conoce nuestra situación e interviene en favor nuestro para salvarnos del pecado. Debido al padecimiento de la muerte y por las aflicciones vividas, fue perfeccionado y pasó a ser el autor de la salvación de los seres humanos (Hebreos 2.9 al 10).


Jesús fue semejante a nosotros y vino a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote, para expiar los pecados del pueblo (Hebreos 2.17). Explica la Escritura que siendo tentado es poderoso para socorrer a los tentados (Hebreos 2.18). Y aunque era Hijo, por sus padecimientos aprendió la obediencia, llega a ser autor de eterna salvación para quienes le obedecen (Hebreos 5.8 al 9). Jesús se hace llamar la puerta de las ovejas, entrar por medio de él se logra salvación (Juan 10.7 al 9). Él es el camino, la verdad y la vida, se llega al Padre, por medio de él (Juan 14.6), creer en el Señor Jesucristo por consiguiente es para ser salvo (Hechos 16.31), porque la salvación es con gloria eterna y se obtiene a través de Cristo Jesús (2 Timoteo 2.10). La salvación es la consecución de la gloria y las bienaventuranzas eternas enseñadas por Jesús.


Dios nos ha dado posibilidad de alcanzar salvación por medio de Jesucristo (1 Tesalonicenses 5.9), mediante la santificación por el Espíritu Santo y la fe en la verdad por el evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 2.13 al 14). Y mediante la fe, se espera lograr la salvación dispuesta para ser manifestada en los últimos tiempos, la finalidad de la fe es la salvación de nuestras vidas (1 Pedro 1.5 y 9). Además el ocuparse en el tema de la salvación, requiere temor y temblor (Filipenses 2.12). Estamos justificados en la sangre de Cristo y por él somos salvos de la ira, somos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo (Romanos 5.9 al 10).