2.5.1 LO DE CÉSAR


En relación con la expresión “Lo de César”, corresponde a una separación del poder político manifestado en la sociedad. Se hace alusión a la hacienda pública con sus bienes y tributos necesarios para cada nación, en el cumplimiento de sus fines y funciones. Además hace alusión al poder judicial, en la administración de justicia, para velar por el fiel cumplimiento de las leyes civiles y la aprensión y castigo a quien comete el delito. Por otra parte, se hace alusión al poder ejecutivo, en el sentido de quienes gobiernan la administración del estado, nación o país. Como ciudadanos existe una sujeción a las autoridades civiles, porque al final de cuentas, para mantener el orden, evitar el caos y la anarquía civil, son puestos por Dios y se les debe obediencia, siempre y cuando, no sea en deslealtad, insubordinación o rebeldía contra la voluntad de Dios (1 Pedro 2.13 al 14, 3.22; 1 Timoteo 2.2; Hechos 7.10, 10.35; Génesis 41.34), quien es la autoridad superior sobre todo lo existente.


En la Escritura se insta a la sujeción a los gobernantes y autoridades, en obediencia y disposición a toda buena obra (Tito 3.1), claro está, condicionado a la conservación de los principios de Dios. Debemos someternos al poder judicial, como autoridades superiores, porque son de parte y establecidas por Dios, si nos oponemos a estas autoridades, incurrimos en rebeldía y acarreo de condenación (Romanos 13.1 al 2).


Si todos somos buenos ciudadanos, respetuosos de las leyes, de las autoridades de seguridad pública y de la administración judicial, saldrá beneficiada toda la población en general, debido al servicio prestado por estas autoridades al bien de la sociedad, pero si hacemos lo malo los tenemos en contra, porque no en vano andan armados. Es conveniente estar sujetos a ellos, no solo por el castigo sino por causa de la conciencia: “Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo, sino también por causa de la conciencia. Pues por esto pagáis también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo” (Romanos 12.3 al 6).


La labor constante y permanente las veinticuatro horas los siete días de la semana, por parte del ministerio de seguridad pública o policía encargada de mantener el orden público y la seguridad ciudadana, los constituye en servidores de Dios con su desempeño continuo, por esta razón la importancia de los impuestos para el financiamiento. La responsabilidad y cumplimiento en el pago de los tributos públicos, también es mencionado por la Biblia: “Pagad a todos lo que debéis: al que tributo, tributo; al que impuesto, impuesto...” (Romanos 13.7). Acerca del tributo, Jesús responde a una consulta: “¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? Mas él, comprendiendo la astucia de ellos, les dijo: ¿Por qué me tentáis? Mostradme la moneda. ¿De quién tiene la imagen y la inscripción? Y respondiendo dijeron: De César. Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Lucas 20.22 al 25).


El no cumplir con la obligación de tributar y su recaudación efectiva, acarrea el déficit fiscal, que ocasiona mucho daño, porque gracias a esta contribución, se hace una mejor distribución de beneficios, que contribuye a reducir la desigualdad, proporcionando para todos educación, salud, seguridad, urbanismo y vivienda, entre otros. No se trata de que el pueblo esté exento de la justicia tributaria, sino que tenga derecho a salarios y trabajos dignos para sufragar sus compromisos. Observamos con esto que es necesario que haya un equilibrio en todas las áreas, que no le sobre a alguno lo que a otro le falta, ni tampoco se dé el enriquecimiento ilícito, en la medida de hacer conciencia en este sentido, viviremos mejor en comunidad, amor, equidad, justicia, paz y solidaridad.


Además la Biblia recomienda someternos a las autoridades, porque son de parte de Dios y han sido establecidas por él para bien de la sociedad (Romanos 13.1 al 5). Lo que se propone no es pensar en una relación entre amos y siervos, sino entre servidores de Dios, que promulgan y promueven el amor al prójimo entre unos y otros, los principios, el respeto y valores, ya en última instancia se infunde el castigo y temor al que hace lo malo.


La palabra de Dios dispone que debemos obedecer las leyes de la tierra, siempre y cuando no se opongan a la voluntad suprema de Dios, entre ellas está el pagar los impuestos. Así manda las Sagradas Escrituras, en diversos versículos (Mateo 5.15 al 22, 17.24 al 27; 1 Pedro 2.13; Romanos 13.7). Es nuestro deber tributar al estado o gobierno local, bienes inmuebles, renta y venta, ya que evadir los impuestos es faltar a la verdad, así como Jesucristo dijo que le diéramos a Cesar lo que es de Cesar y a Dios lo que es de Dios (Mateo 22.19 al 21).


Jesucristo mismo tributó por no dar motivo a vituperio, él ordenó a Pedro echar el anzuelo en el mar y el primer pez que mordió el anzuelo tenía en su boca una moneda y con eso pagó por él y por Pedro (Mateo 17.24 al 27). Los tributos los utiliza el gobierno para los programas y el desarrollo. La palabra nos amonesta acerca de este deber (Romanos 13.6 al 7). Si observamos extorsión del derecho y de la justicia, sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos (Eclesiastés 5.8), hay un monitoreo divino de los actos.


El mercado comercial y financiero siempre ha existido desde que el ser humano se organizó, los trueques e intercambios de productos, son un claro ejemplo, inclusive entre los mismos discípulos había uno llamado Judas, que se encargaba de custodiar el dinero para realizar las compras que requerían, de esta forma financiaban los gastos y otras necesidades, por lo tanto Jesús no estuvo en contra del sistema comercial y del dinero, tan necesario en el desarrollo de una sociedad, sino en el enriquecimiento y acaparamiento en favor de unos y perjuicio de otros, en deterioro del bien social.


En cada nación hay sistemas y políticas monetarias y el cambio de moneda internacional. La moneda tenía respaldo por la cantidad de lingotes de oro atesorado en el banco central en cada país, en la actualidad influye mucho el balance comercial y otros.