1.9 JESÚS Y LOS SÁBADOS CEREMONIALES Y RITUALES


Los sábados ceremoniales y rituales fueron siete días al año en diferentes fechas y no necesariamente tenían concordancia con el séptimo día de la semana, porque se basaban en ciertas fechas. Se llamaban sábados o días de reposo ceremonial y ritual, aunque se diera durante un día de la semana diferente al séptimo, porque en estos días no se permitía trabajar o realizar cualquier labor personal, ajenas a la celebración o ceremonias establecidas en esa fecha (Levítico 23.4 al 44). Algunas ocasiones se celebraban junto con el sábado semanal, porque concordaba la fecha a celebrar.


A través del profeta Oseas, Jehová dice: “Haré cesar todo su gozo, sus fiestas, sus nuevas lunas y sus días de reposo, y todas sus festividades” (Oseas 2.11). Nótese en el pasaje anterior como Dios le llama: “sus”, haciéndolo propias de ellos (el pueblo) y ya no pertenencia de Dios, por ejemplo, hemos visto como algunos distorsionaban la voluntad de Dios, alterando el mandamiento, al llevar la ofrenda a Dios, con pan inmundo, con animal ciego, cojo, enfermo o hurtado. Realizaban las celebraciones sin fidelidad, integridad, respeto y reverencia a Dios, quien dice a través del profeta Isaías lo siguiente:


“No me traigáis más vana ofrenda; el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas, no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas” (Isaías 1.13 al 14).

Ambos profetas eran contemporáneos, Oseas en el reino del norte (Israel) e Isaías en Judá. Dios habla en contra de los sábados rituales y de otras fiestas solemnes y rituales como las lunas nuevas. Su cumplimiento llega a su tiempo, profetizado por Daniel, cuando se quita la vida al Mesías, o sea, al Señor Jesucristo, a la mitad de la semana (miércoles 14 de Nisán de Pascua), Jesús muere a las 3 de la tarde, haciendo cesar el sacrificio y la ofrenda (Daniel 9.26 al 27; Marcos 15.34 al 42; Juan 19.31 al 37). El día siguiente, un jueves 15 de Nisán, era un sábado ceremonial y ritual de panes sin levadura, que según el evangelio de Juan era de gran solemnidad (Juan 19.31). Jesús resucita al tercer día (1 Corintios 15.4; Mateo 16.21, 17.23, 20.18 al 19, 27.62 al 63; Marcos 8.31, 9.31, 10.33 al 34; Lucas 9.22, 24.19 al 24), cumple tres días y tres noches sepultado (Mateo 12.39 al 40; Juan 2.18 al 22), hasta el inicio de la semana, correspondiente al domingo.


Si los sábados ceremoniales y rituales, junto con toda la ley ritual, fueron abolidos con la muerte de Jesucristo, dice el apóstol Pablo: “Por tanto, nadie os juzgue en comida o en bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo” (Colosenses 2.16).


En la epístola a los Hebreos se dice:


“Lo cual es símbolo para el tiempo presente, según el cual se presentan ofrendas y sacrificios que no pueden hacer perfecto, en cuanto a la conciencia, al que practica ese culto, ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las cosas” (Hebreos 9.9 al 10).

Levítico capítulo veintitrés explica la situación de las fiestas solemnes y sus fechas. Estos pasajes bíblicos, con respecto a los días de sábados rituales, aclaran diversos aspectos referentes a sus ceremonias, donde no se podía trabajar, por ejemplo, los días quince y veintiuno del mes bíblico de Nisán, no se trabajaba, como comúnmente se hacía con el séptimo día de todas las semanas del año. Se le llamaban sábados, al igual que el séptimo día de cada semana, por ser día de reposo laboral, dedicación y santificación.


En el sábado semanal, no se realizaban estas ceremonias rituales, excepto las acostumbradas del holocausto continuo, realizado todos los días del año, en forma continua, sin faltar uno (Números 28.1 al 10), se le agregaban algunas ceremonias y ritos, cuando además de ser sábado semanal, concordaba con alguna fecha que fuese sábado ceremonial y ritual, o que fuese luna nueva, comienzo de mes (Números 28.11 al 15; 1 Samuel 20.18 al 29).


El primero y segundo día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová, de los panes sin levadura, el día quince y el día veintiuno del primer mes del año bíblico (Nisán), no caía necesariamente en el séptimo día de la semana, sino cualquier día, basado por fechas (Éxodo 12.15 al 18, 23.15; Levítico 23.4 al 8; Números 28.17 al 25; Deuteronomio 16.1 al 8).


El tercer día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová, la gavilla de la ofrenda mecida (Levítico 23.15 al 21).


El cuarto día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová de las trompetas (Levítico 23.23 al 25; Números 29.1 al 6).


El quinto día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová del día de expiación o día de ayuno (Levítico 16.29 al 34, 23.26 al 32; Números 29.7 al 11).


El sexto y séptimo día de reposo ritual, se encuentra en la fiesta solemne de Jehová de los tabernáculos (Levítico 23.33 al 43; Números 29.12 al 16, 35 al 38).


Estas fiestas comenzaban en:


_ Nisán (primer mes), que es entre marzo y abril.


_ Luego seguía otra en Siván (tercer mes), entre mayo y junio.


_ Posteriormente las últimas cuatro fiestas en Etanim (séptimo mes), entre setiembre y octubre.


El calendario bíblico es lunar, en luna nueva había una festividad con ofrecimiento de holocausto a Dios (Salmos 104.19; Números 28.11; 1 Samuel 20.24 al 29). Comparándolo con el calendario nuestro, Gregoriano, que es solar, cada luna nueva, que en el calendario lunar sería comienzo de mes, en el nuestro por lo general, estaríamos alrededor de mediados o pasados de medio mes.


A continuación se presenta el nombre de los meses con algunas citas bíblicas y se compara con los meses de la actualidad.


Estos meses también son importantes para determinar aproximadamente el mes del nacimiento de Cristo Jesús, citas bíblicas de Lucas 1.1 al 42 y 1 Crónicas 24.1 al 19.


Comparación de meses


*1) Éxodo 12.1 al 6, Ester 3.7, Nehemías 2.1 *2) 1 Reyes 6.1, 37 *3) Ester 8.9, *6) Nehemías 6.15, *7) 1 Reyes 8.2, *8) 1 Reyes 6.38, *9) Zacarías 7.1, Nehemías 1.1 *10) Ester 2.16, *11) Zacarías 1.7 y *12) Ester 3.7.


El primer mes es Nisán o Abib (Éxodo 12.1 al 2 y 13.4; Deuteronomio 16.1; Ester 3.7; Nehemías 2.1.); el segundo mes es Zif (1 Reyes 6.1 y 37); el tercero Siván (Ester 8.9); el cuarto Tamuz; el quinto Ab; el sexto Elul (Nehemías 6.15); el séptimo Etanim (1 Reyes 8.2); el octavo Bul (1 Reyes 6.38); el noveno Quisleu (Zacarías 7.1; Nehemías 1.1); el décimo Tebet (Ester 2.16); el undécimo Sebat (Zacarías 1.7) y duodécimo Adar (Ester 3.7).


Lucas 1.5 dice que Zacarías era de la suerte de Abías, el cual era un sacerdote que ofició mucho tiempo antes de Zacarías, según 1 Crónicas 24.10. El rey David organiza el sacerdocio y se reparte por suertes, con veinticuatro sacerdotes se oficia durante todo el año según 1 Crónicas 24.1 al 5, cada sacerdote oficia alrededor de dos semanas; en el caso de Abías verso 10 le corresponde la octava suerte, en este tiempo no existía el calendario Gregoriano, usado actualmente, sino los meses bíblicos, los cuales inician con el mes de Nisán entre marzo y abril. La octava suerte equivale a la quinceava y dieciseisava semana del año, entre la tercera y cuarta semana del cuarto mes bíblico Tamuz (ver tabla anterior). Este mes concuerda entre junio y julio, la segunda parte de Tamuz concuerda con la primera quincena de julio.


Según Lucas 1.23 al 25 Elizabet concibió después de aquellos días, o sea, en la segunda quincena de julio, el mes de Ab. En Lucas 1, versículos 11 al 14, el ángel le aparece a Zacarías y le anuncia que su mujer Elizabet tendría un hijo. En el versículo 23 dice: “Y cumplidos los días de su ministerio, se fue a su casa”. En el versículo 24 leemos que después de aquellos días concibe Elizabet; o sea, en el mes de Ab, a finales de julio.


Lucas 1.26 al 38 menciona que al sexto mes del embarazo de Elizabet, es decir de finales de julio a finales de enero, el ángel Gabriel fue enviado a María, para anunciarle que sería la madre del Salvador del mundo. En el caso de que María concibiera en este tiempo Lucas 1.42 al 43, contamos a partir de este último mes en adelante los nueve meses y nos lleva a octubre. Este mes todavía presenta una estación favorable cuando dio a luz, en el final de la estación seca e inicio de las primeras lluvias, por esto había pastores cuidando su rebaño Lucas 2.8.


Cuando leemos en Lucas 2.6 al 7, sabemos la posibilidad del nacimiento de Jesús en octubre, entre las dos primeras semanas del mes de Bul, en lugar del frío invierno de diciembre, correspondiente a la segunda semana del mes de Tebet. Se sitúa el nacimiento de Jesús medio año después de su primo Juan el Bautista y se considera la muerte de Jesús en el mes de Nisán, con treinta y tres años más seis meses de octubre a abril. Muere unos días antes de cumplir estos seis meses aproximados de edad el 14 de Nisán.


Jesucristo fue entregado por causa de las transgresiones (Romanos 4.25), desobediencias, impunidades, indiferencias y rebeliones. Las fiestas ceremoniales y rituales, con comidas, bebidas, ordenanzas, purificaciones y vestimentas, eran un símbolo para el tiempo presente, obligada hasta el tiempo prefijado de reformar, esa transición entre lo literal y lo espiritual (Hebreos 9.9 al 15): “... Edificados como casa espiritual y sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo” (1 Pedro 2.5). Es necesario distinguir entre la sombra y el cuerpo real que proyecta esa sombra, el cuerpo es Cristo (Colosenses 2.14 al 17), la sombra es lo ritual como un prototipo.


Pablo advierte de quienes quieren someter a esclavitud, al rechazar la libertad en Cristo Jesús (Gálatas 2.3 al 5). La justificación no es por las obras de la ley, sino por la fe de y en Jesucristo (Gálatas 2.16), el Señor tiene preeminencia, ante lo que es figura, símbolo o sombra. Los Gálatas son insensatos, fascinados para no obedecer a la verdad, porque Cristo les fue presentado como crucificado (Gálatas 3.1 al 5), y han retrocedido y vuelto a guardar los días, los meses, los tiempos y los años (Gálatas 4.10 al 11), como en las fiestas rituales:


“Porque la ley, teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan. De otra manera cesarían de ofrecerse, pues los que tributan este culto, limpios una vez, no tendrían ya más conciencia de pecado. Pero en estos sacrificios cada año se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados. Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificios y ofrendas no quisiste; mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Hebreos 10.1 al 10).

En relación con los sábados rituales y la ley ritual, sombra del cuerpo de Cristo:


“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios. Porque mientras estábamos en la carne, las pasiones pecaminosas que eran por la ley obraban en nuestros miembros llevando fruto para muerte. Pero ahora estamos libres de la ley, por haber muerto para aquella en que estábamos sujetos, de modo que sirvamos bajo el régimen nuevo del Espíritu y no bajo el régimen viejo de la letra” (Romanos 7.4 al 6).

Para entender mejor el tema anterior, están las siguientes expresiones: “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron...” (Romanos 15.4), “todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo” (Colosenses 2.17), “... habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales,...” (Hebreos 8.4 al 5) y “lo cual es símbolo para el tiempo presente,...” (Hebreos 9.9).